Por José Luis Rivero Zegarra. A pesar de ser una entidad destinada a la protección y atención de los trabajadores, frente a las enfermedades y riesgos laborales, la Caja Nacional de Salud se ha convertido en patrimonio, cuya propiedad reclaman, sindicatos, partidos y los mismos trabajadores de las cajas, afirmó el Dr. Guillermo Cuentas en el último programa Punto de Llegada, patrocinado por la ONG Flora Tristán. La Central Obrera Boliviana reclama para sí, el derecho de gestionar la caja, puesto que los trabajadores aportan con un porcentaje de su salario; los partidos políticos “sin excepción” ejercen su derecho patrimonial, porque ellos ejercen la conducción de la misma cuando son gobierno, pues, se constituye en una fábrica de empleo. En los últimos años, los trabajadores mismos de la caja, particularmente los administrativos, comparten esta visión patrimonial, en opinión de Guillermo Cuentas. Esta situación ha generado una crisis estructural, sobre todo en el “modelo de gestión”, es decir, la forma en que se administra la Caja. Dicho modelo es obsoleto, (tiene más de 30 años) y tremendamente burocrático, por consiguiente, ineficiente, esto lo hace corruptible. Esa relación perversa entre corruptores y corruptos es producto del modelo de gestión. Un trámite administrativo en la Caja, por más sencillo que sea, en lugar de que salga en poco tiempo, unos 15 días, por la burocracia y la obsolescencia en que se encuentra, se tranca y/o le ponen trabas por lo que los usuarios se ven obligados a “acelerar sus procesos” a través de coimas. De este modo, los papeles que se extraviaron y el tiempo del que no disponían los administrativos se superan con “los timbres de aceleración”, y aparecen inmediatamente. Dicho de otro modo, el gerente al tener que firmar 50 documentos por día, demora más tiempo en despacharlos, entonces alguien, algún funcionario se encarga de que el documento que está en el puesto 40 aparezca en el primero para la firma.